Anngiels Simplemente Mujer

SABBAT (Cuento)

 

En la mesa redonda mientras tomaban dudoso brebaje, el sabbat había iniciado. Brujilda que acariciaba a su lampiño gato negro que le ronroneaba sobre el cuello dijo a las amigas

- A pedido de la Sra. Montejo iniciaremos el embrujo para el truhan de su marido

- ¿Y qué desea esa Sra. qué le hagamos a ese mentecato? -Preguntó Brunilda

-Solo pide que cuando quiera estar con las coristas en la cama, no pueda atenderlas, como si ella fuera una santa

Elfrida del otro lado de la mesa, largo una fuerte carcajada mientras las otras al unísono preguntaron que le pasaba, porqué tanta risa.

Tan tentada estaba que no podía parar de reír hasta que les contó que su hechizo debía ser para la misma Sra. Montejo.

-Y quien pidió eso Elfrida - preguntó Brunilda

-Su marido, me ha pedido que cuando su mujer visite al Conde debía sucederle algo parecido, y que el Conde tampoco pueda con ella ji ji ji

Por su parte Gunilda dijo que una mujer nueva del pueblo le había pedido un hechizo para conquistar al carnicero

-Esto nos costará mucho porque el carnicero ya tiene hecho un embrujo para estar con el ama de llaves de los Leblanc y ya va muy adelantado ese noviazgo

Clotilde era la única que no había pedido nada y se sonreía viendo la cara de preocupación de sus compañeras.

Mirando a sus amigas con un brillo picaresco acariciando la cabeza del gato de Brujilda

Sentada a su lado dijo:

Amigas no se preocupen será muy divertido todo solo debemos saber tejer la tela para que a todos se les enreden los hilos, nosotras mientras iremos por ahí escuchando los chismes y el próximo sabbat reiremos mucho, me encantaría que el carnicero y la Sra. Montejo se enamoraran, las coristas embaucaran al Conde y la vecina nueva tenga un buen romance con el Sr Montejo, ¿no les parece divertido?

Todas se miraron cómplices y comenzaron a reír a carcajadas pensando en el plan de Gunilda bastante divertido y que sería la comidilla del aburrido pueblo perdido en aquel bosque