INCANTABLE (III)
Imaginé un otoño solo contigo.
Niebla en medio y hojas desnudándose al frío.
Con el corazón puesto en tu sonrisa,
Acostado en tu hombro: encontré abrigo.
Noches y días pasaban y seguíamos igual
Todos eran cómplices del amor incondicional,
Al verte entendí la prosa, y yo fundiéndome en tu brisa
Bienaventurado soy tras aquel invierno excepcional.
Llevabas una sinfonía de manera primaveral,
En verano el canto interpretado por tu risa.
Y sí, todo este sentimiento es inefable,
un tesoro recóndito, inexplicable e incantable.
Marell
Todos los derechos de autoría de este poema son de Marell©