Aspiro hacia las cumbres
del calmado volcán
que se arrulla en la nieve
cercano al alba; imán
de las constelaciones,
nido de las consonancias.
Anhelo todo llano
que luzca la nostalgia
de paisajes internos,
dónde la brisa pasa
sin rumbo, y es apenas
un vago rumor, el pulso
palpitante en las grietas.
Me estremecen los lagos
rodeados de praderas
que reflejan el cielo
y las nubes viajeras.
El verde que refresca
Y el agua transparente
de su contorno presa.
Las aves y los cerros
que mandan el signo
de la canción diurna
en el humor matutino.
El ave canta claro,
el cerro se destiende
fuerte, lento y tan largo.
Aspiro hacia las cumbres,
anhelo todo llano;
las aves y los cerros
me estremecen, los lagos.
Aquí me quedo ahora
entre calles y muros,
esperando, esperando...