Las sombras vuelan sobre las
geografías del tiempo.
Mientras, la niebla encadena
su pequeño equipaje a tan
extraños naufragios.
Procura también, asegurar esos
instantes a las últimas gotas
del rocío a punto de
estallar en una sed de profundo y
tibio placer, que es protegido por los
dioses desde mucho antes del
primer principio tras terminar de pintar
caricias, susurros y tiernos
misterios al Amor.
Todo lo demás, el resto del mundo,
jamás ha sido necesario.
Lo saben los desnudos susurros que
siempre intentan esconderse
detrás de estos versos.