Es el sonar ceniza
Del insólito reloj que
En su breve paso
Ya marcha eterno
Es el caldo sucio, enlodado , ceniciento
Asmático
Del alma que implora-
Todo habla, exclama, proclama
La Vida y la Muerte
De lo Humano.
Habita en mí
El lenguaje enseñado de los Tiempos
La polícroma apariencia, muecas
Y disfraces
Que para vivir, necesito.
Sin cálculo del alfa y el omega
Ni del naciente ni del poniente…
Me apropio del sesgado Mundo
Con precaución y en frías tinieblas...
Mundo, que se niega entre silabarios y letras
Para las que nací,
A darme Vida
Y a la mágica sentencia que, confusa,
Me hunde
En el desierto caliente, frío y denso
De mis días
Amenazas siento
En los rincones más oscuros
Y remotos
De mi mente…
Amenazas,
Oscuras Invitaciones
De la Muerte amiga.
Que cercenaría el espantoso dolor
Eterno e irreverente que de pronto
Aparece
Sin causa….
Mágica sentencia camuflada
Y confusa
Que diariamente me somete
A los crueles
Y enardecidos días,
Que jamás pedí…
(Y aún así:
Me fueron dados)….
(Patricia)