Esa nada que me llena,
soledad que regocija.
Alma triste que se encierra en el vacío…
y se refugia en el silencio…
de un desierto interminable de misterios.
Confiné mi aislamiento en el destierro,
Me propuse renunciar a mis lamentos,
y me alejé de las mentiras.
He caído en un barranco de tristeza,
naufrague en el mar de mi sollozo,
y me perdí en el desengaño.
Soledad,
solo tú me fuiste fiel…
a pesar de esta amargura que me asecha,
no has dejado que me extinga…
dando vueltas al exilio de mí mismo…
en el laberinto del despecho.
Confundido me he quedado a media luz…
tras la penumbra,
en la añoranza de recuerdos que lastiman.
Soledad…
yo creí que tú te irías,
que también me dejarías,
que más nunca volverías…
y ve tú…
estas de vuelta para hacerme compañía.
Yo creí que lo tuyo era el olvidado…
y no fue así,
ahora sé que somos dos…
en esta angustia cotidiana.
Tu y yo en igual pena…inevitable,
y desde ahora tu y yo inseparables.
Soledad amiga amante…
Bienvenida,
te prometo… nunca más… dudar de ti…
si es que vienes a quedarte.