Quise el mundo remendar
con mi verso soñador,
y terminé por llorar
del mundo su desamor.
A veces suelo pensar
si nacerá un Salvador
cuya espada haga brillar
la luz que ofrece el amor.
¡No dejaré de soñar
con infinito fervor;
que injusticia ha de acabar
cuando nazca el gran fulgor,
que hace al hombre despertar
de su mísero sopor!
Autor: Aníbal Rodríguez.