A la lumbre del amanecer
se llena de luz el litoral.
Al norte,
en su esqueleto de cabillas
maltrechas casas dejan ver
en su desnudez abdominal
su gravidez de cruda arcilla.
Al oeste;
tendido yace el boulevard
sueña con infames camarillas
de borrachos expelidos de algún bar
Al sur;
sentado en azul silla
en senectud se mece el mar.
al este:
La montaña enmarañada
teje un hilo de lagrima asfaltada
dentro de la verde inmaculada
vegetación tropical.
Yo voy al norte. Picando
los anzuelos que los peces
por temor o por espanto
se negaron a picar.
¿Por qué no viene otro deslave, un sortilegio?
que me sepulte y me haga piedra
para morar por siempre , frente al litoral.