Me nutro de exigencias
sin consuelo, de maderas
orientales, de precipicios
comunicantes que exaltan
piras sin fundamento.
Vislumbro los antiguos atardeceres,
las cobras delineadas, los azules
y terrestres mapas de la gloria antecedente:
piso con verdadero ímpetu
la cadena ilógica de mármoles tras
sus balaustradas disidentes.
Y de repente, la furia, acaba
con el llanto, con el pie de rey,
con las lagunas omitidas, y los
cimientos de las catedrales.
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