Alfredo Saez

-La fuga del triste Adiós-

 

 

Lloró el pajarito arquitecto en el nido,

su laboriosa compañera alada se le voló

en extremo raid  por ella jamás percibido:

eran sus huevitos de acerada caparazón.

 

Análogo el drama  de la maternal Soledad,

también anhelo paternal de su amado Carlos,

 hijitos añorados por  tributo de sacra fertilidad,

padecían prematuros finales...mejor no contarlos .

 

Nube de nieve congeló  la larga fatiga  del avecilla

el frío bramó en su pico y en el sangrante rojo plumaje,

mortal consuelo liberador del  indoloro aterrizaje.

 

Carlos y Soledad con  sus tragedias  febriles en la orilla,

pasión a extinguirse  por la ausencia de frutos del amor,

sentencia de roto destino que no les donó magna la flor.