Un día como hoy, pero ayer, me levantaba y eras vos entre una nube de pensamientos inertes al dolor y al convencimiento de que fuiste y siempre serias vos.
Un día como hoy, eras vos concluido en un conjunto de enfurias, renuncias y pacificaciones de circunstancias, tiempos y objetos. Todo parecía confabularse al recuerdo de todo en lo que al parecer eras vos. Como si yo caminara y todo fuesen sillas, perros, la 1:30, el sol, vos, ya para entonces las 6:40, otra silla, el mismo sol envuelto en otro día, el renacimiento de otra flor, vos, perros, gente, con cualquier color en cualquier lugar, nuevamente vos, las 3:00 de la tarde, las flores derribarse, sillas, lluvia, banquetas, gente, sol de nuevo, otra silla, otra gente... Vos
Un día como hoy pero miles de horas antes, después de cientos de días llanos, emancipados y en displanes que no logramos completarlos. Ese día en esta fecha, pero antes, mucho antes, vos me mirabas a los ojos y yo pensaba: ¿Le digo? y no te dije, lo que he de suponer el tiempo me dio por sentado, que sí, pero que ya no, yo debía decir un te amo.