Raiza N. Jiménez E.

La Flor de Loto.-

De niña era rosada como el loto rosado.

Cambiaba de tonos y de sentimientos

y cómo las aguas en cascada, me movía.

Mi inquietud, era labor de los adultos.

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¿Qué pasa con esa niña, decía mi tía?

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Nacer fue difícil, según contó, mi madre.

Nací en las aguas y, un día, casi me ahogo.

La desobediencia era mi sino y mi destino.

Esa niña es muy rara, decían las comadres.

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¡Aléjate de esas aguas, increpó mi abuela!

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Mi sillón en la arena del lago, era ritual.

Absorta, movía rápida, el curso del agua.

¡No se puede dejar sola, es ágil y osada!

Ujú, rumiaba mí madre, despreocupada.

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¿No precisaba riña, un glance, bastaba!

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Quizás añoraba mi estadía en el vientre,

quizás urgía en mi ser, el soplo sagrado.

Hoy busco lo esencial en cuerpo y alma.

Ciertamente, es mucho lo que he esperado.

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¡Oí que me negaba a nacer y era tarde!

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Los retos en mi vida se sellan en el deber.

Hurto a lo mundano, el Escudo Crístico.

Preciso de la esencia viva en: el Élan vital.

Y me dedico a aprender de los Maestros.

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¿Será deber, curiosidad o tarea la mía?

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Mi fin, es ir desde lo oscuro a la gran luz.

Desde Muladhara a Sahasrara hago lazos.

Me uno al ritual Sacro de la Flor de Loto;

y mi alianza es con Dios, el Amo y Señor.

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¡Nadie escapa  a su misión sin un reclamo,

Hoy aprendo y para servir, a Dios clamo!

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Nota:

Dejo este Sutra del Loto o mantra, a los interesados:

“Nam Myoho Renge Kyo”,