Ahora que estoy cansada
en el medio de la noche
en la pieza tan helada
que me hielo sin reproches,
me encuentro sola y divina
pensando en tus manos blancas
como la nieve en invierno
cubriendo prados y casa.
Ahora que ya es de noche,
y medianoche se acerca
nadie quiere que me vaya,
ni que me quede despierta.
Es hora de irse a dormir,
y velar desde la cama
los supiros de mi pecho
entre las sábanas blancas.
Ahora que ya mi vida
pasó la mitad lejana,
me voy buscando una vela
que me mantenga contenta
mirando la fantasía
de mil luces en la casa
prendiendo el televisor
con ilusiones pasadas.