Pobre insensato quien reposa la vida en la espera de vivir después
Quien se satisface con fugaces visiones y efímera brisa del mar
Quien viaja ahora, y entre la confusión de nubes y luces
Siente el espíritu vacilar bajo las sedas del vestido al andar
Absorbe cálido aire y enrojece de felicidad
Ha de caminar y deja tan leves huellas en la arena
En la mano derecha, exótico licor virgen cuyo sabor en 10 minutos olvidará
A través de la oreja izquierda, algún dulce sonido del canto de algún dulce animal
El largo cabello se estremece sobre el rostro, oliendo a sal
Carga en la mirada un gesto de constante viaje realista, dimensional
Insensato quien en aquellos momentos se da a la búsqueda
Sabiendo muy bien que, quizá nunca, nadie ha de estar
Insensato quien reposa la vida confiando en la suerte del romance
Quien, mire cielo que mire, absorba aire que absorba
Seguirá mirando al horizonte y seguirá contemplando amor