Angélica Salazar

Lástima

Pobre insensato quien reposa la vida en la espera de vivir después

Quien se satisface con fugaces visiones y efímera brisa del mar

Quien viaja ahora, y entre la confusión de nubes y luces

Siente el espíritu vacilar bajo las sedas del vestido al andar

 

Absorbe cálido aire y enrojece de felicidad

Ha de caminar y deja tan leves huellas en la arena

En la mano derecha, exótico licor virgen cuyo sabor en 10 minutos olvidará

A través de la oreja izquierda, algún dulce sonido del canto de algún dulce animal

 

El largo cabello se estremece sobre el rostro, oliendo a sal

Carga en la mirada un gesto de constante viaje realista, dimensional

Insensato quien en aquellos momentos se da a la búsqueda

Sabiendo muy bien que, quizá nunca, nadie ha de estar

 

Insensato quien reposa la vida confiando en la suerte del romance

Quien, mire cielo que mire, absorba aire que absorba

Seguirá mirando al horizonte y seguirá contemplando amor