Mi alma desnuda en el tibio lecho de perdón
En la quietud que provoca conocer nuestro pasado
Sin angustias, sin soledades,
como mariposa, libre, entre violetas y amapolas
Mi alma sin condenas, sin rostros gastados
Sin afrentas de amores falsos
Lejos de los musgos acres del olvido
Atrás ha quedado la sombra ciega de las sentencias
Mi alma, libre, pariendo versos
Ascendiendo al canto sutil de tu gemido
Provocando espasmos, en el altar sublime de tu vientre
Aspirando aromas, degustando dermis
Mi alma insomne, demorando el tiempo
Pronunciando versos, para alcanzar lo eterno
Para llegar el sitio que provocó el encuentro
De tu pecho ingenuo y mi corazón latiendo
Mi alma muere, al recibir tus besos
Mi alma vuela, al rozar tus senos
Mi alma nace, al recibir tu aroma
Mi alma es libre, al saberse tuya