José Luis Barrientos León

Mi alma

Mi alma desnuda en el tibio lecho de perdón

En la quietud que provoca conocer nuestro pasado

Sin angustias, sin soledades,

como mariposa, libre, entre violetas y amapolas

 

Mi alma sin condenas, sin rostros gastados

Sin afrentas de amores falsos   

Lejos de los musgos acres del olvido

Atrás ha quedado la sombra ciega de las sentencias

 

Mi alma, libre, pariendo versos

Ascendiendo al canto sutil de tu gemido

Provocando espasmos, en el altar sublime de tu vientre

Aspirando aromas, degustando dermis

 

Mi alma insomne, demorando el tiempo

Pronunciando versos, para alcanzar lo eterno

Para llegar el sitio que provocó el encuentro

De tu pecho ingenuo y mi corazón latiendo

 

Mi alma muere, al recibir tus besos

Mi alma vuela, al rozar tus senos

Mi alma nace, al recibir tu aroma

Mi alma es libre, al saberse tuya