Tomás

Vaivén

He dejado de buscarte.

Mi pecho hundido difiere la forma del recuerdo, en como lo tocabas cuando se miraban mi vergüenza y estupor. He dejado de ver mi pecho hundido, porque se escarcha las formas de tus manos al tacto de mi centro. De todas formas, he perdido mi confianza; he alcanzado la habilidad de encontrar tus ojos, albergando la esperanza de este vaivén.