El campo luminoso que sombrío
se mostraba debajo de una estrella
repleta de un septiembre duro y frío,
me muestra su mirada que destella.
¡Siento en lo más profundo la esperanza
que sube, que aletea en lo profundo!
El dolor tropezó en su negra danza,
la tiniebla da un paso atrás del mundo.
Acostumbrado el interior al filo
de la navaja y el costal de roca,
mi sangre sentirá, inflamada, el vilo
sereno, la pasión que es mucha y poca.
Es preciso el trasplante, la salida
de una muerte que muerta no se muere,
por una vida nueva, renacida;
es preciso por todo y cuanto quiere.
¿Porqué aprendí el desprecio y la añoranza?
¿El adorar el sueño y el fantasma?
Que mi locura sienta mi esperanza
que sienta cómo fluye y cómo pasma.
Y rodeado de ángeles se vea
mi corazón rodeado de negrura,
mi corazón que todo lo desea
tenga un descanso blanco de llanura.
¡Esperanza! llegaste al fin conmigo,
me viste, desde lejos, tan sombrío,
tan amargo, tan solo; voy contigo
esperanza, do quieras yo me fío.