Yo, pasajero voy... encandilado.
Me lleva su marea de cabellos
hacia los labios.
Enredado en el sol de sus mejillas
parto en un beso de larga eslora
e inicio un recorrido en la cubierta de su piel,
que suda y moja.
¡Cuanto amor!
respiro en el olor
de su entrepierna
y cuánto corazón temblando en el tambor
de sus caderas.
Amándola en el son
de su estremecedor destello de hermosura
espero hacerme mar
espuma
blanca sal
¡ morirme en su premura !.