Ramas de plata
que el viento ha entretejido.
Son espíritus guadaña
los que franquean mi falacia.
Destino utópico, caricia
sagrada, extremadamente sosegada.
Y el viento que huye, y la rama
que queda colgada.
Son espíritus del norte, como
la vieja guadaña.
En el monte, aguarda la mesnada.
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