Viví por sus traición las soledades
que causan las terribles decepciones;
tejidas de inclementes nubarrones
con lluvias de ciclónicas maldades.
Sentía su aguijón de falsedades
que rompe con crueldad las ilusiones;
igual que se destruyen plantaciones
con fuertes y nefastas tempestades.
Mas pudo el corazón abrir la senda
que burla el vendaval que trae ruina;
y puso en su lugar la nueva ofrenda
con rayo de esperanza que ilumina;
dejando mi soñar sin freno o rienda,
que nublan del amor su luz divina.
Autor: Anibal Rodríguez.