Las hojas de los árboles discretas se caen,
Sobre estanques ellas solas van,
Danzando entre el agua que las arrastra,
Y el viento que las atrapa.
Fijar un rumbo no es sencillo,
Para aquellas que no tienen lirio,
Dejarse llevar es el baile por el que van,
Soñando con el momento de parar.
La fauna observa el pasar,
Que en sus mentes no va,
Y admiran el tiempo viajar,
Que a sus hojas consigo lleva.
El caudal y las lágrimas se fusionan,
Intersección de emociones,
De unas hojas que conocen sus martirios,
Al final de aquellos ríos.
Un destino es bien sabido,
Y ahora por ellas desde abajo bien conocido,
La oposición no es una alternativa,
Pues su meta al fin es abrasiva.
No se trata de una despedida,
La naturaleza con tal ceremonia despide a sus amigas,
El agua no lleva ni arrastra, sino levanta con honra,
Aquellas hojas de quien nadie pensó en vida.