Alfredo Saez

-Contrastes-

 

 

Sigiloso el brioso rayo

cruzó en rojo la tarde,

palomita en desmayo

halcón peregrino cobarde.

 

Impetuoso  el viento

con fuerzas norteñas

en su húmedo aliento

barre turbias las leñas.

 

La recia lluvia  arengó

 las  tropas de truenos,

 el gran tajamar se anegó

desde sus  límites plenos.

 

Ciruelas y duraznos

recién pintones al suelo,

comidas para los asnos

pérdidas de gran desvelo.

 

La ciudad protestante

siempre alienada y ajena

del  tenaz y pobre laburante,

ignora la crueldad de su pena.