Flotan recuerdos como pesadillas en la noche,
Personajes cercanos que lastimaron a la bella doncella durmiente,
Cuando el mundo pinto cenizas en el cielo y obligó a sus transeúntes a vendarse con licor los ojos,
Dejando despejado el lienzo de mis partes a un maniático que con la sangre de mis laceraciones pintó una obra de arte
Para ser alabado por aquellos que se creen Dios,
Mientras que yo me encontraba,
Despedazada, pulverizada, aniquilada,
Poseída por Manos de sombras que tocan y se posan sobre todo mi cuerpo,
Caricias y toques ajenos que rozan las cuevas oscuras ocultas que me pertenecían,
La imagen de mi rostro en el piso suplicando en llanto,
Una personalidad que oculta a las otras,
Mi piel rasgada a largos trazos,
Evaporando mi llanto para convertirlo en pintura,
De aquella tarde soleada con el cielo despejado y mil estrellas,
solo me quedan cicatrices internas que nunca brotarán a la superficie,
Veneno inyectado directamente en las venas debajo de la aorta del corazón,
Mi Sombra ausente cabizbaja que teme la luz del día,
Muecas de voces parlantes que minimizan el acto,
Dedos que apuntan y señalan mis acciones,
Arrebatos de ira en respuesta pos-crónica del suceso,
Asco, por mí y mi cuerpo,
Asco, por la pubertad precoz de mi vientre,
Asco, por todos aquellos frágiles de masculinidad que me usaron como prueba y trofeo,
Asco, por el mundo, el ser humano, por los hombres y mujeres que abusaron de mi niñez y me convirtieron en lo que soy
Un ser frágil, domesticable, doblegable,
No quedaron huellas visibles de su abuso, pero se encuentran plegadas a mis intestinos,
A mí garganta, a mi voz,
Quebrando mis emociones, desestabilizando mi personalidad
Me robaron los sueños, la salud, el brillo de esperanza de mis ojos,
Obligándome a esconderme en la sombras, a esquivar el \"conocer\"
A vivir con miedo,
Y que todos me protejan dentro de una burbuja de cristal,
A temer de mis propias palabras y actos,
A no querer salir,
A no querer vivir,
A temer no salir viva.