Rosas muertas
No sé si fue el acecho de la noche con sus tristes recuerdos
o el sol que al despedirse me dejó sin calor.
Parado frente a los viejos muros de ladrillos gastados,
se acurrucó el alma en su lecho de dolor.
En la amplia galería, desnuda de colores,
se opacó el brillo de todos los vitraux.
Los visillos sin ojos perdieron transparencia,
y ya nada delata al pobre corazón.
Quise llorar recordando las formas de tu cuerpo,
que mi boca dibujaba en el arte del amor,
pero hallé solo rosas en el jardín de la casa,
rosas que mató el olvido y la desesperación.