Estremecida hasta las sombras con amplitud,
curiosa mujer de sedimentación y agua bruta,
guardada en las entrañas del mismo tiempo,
mujer semilla de flora sol, mujer de gritos,
mujer de vaivén en las caderas clamor infinito,
mirada extraviada, en el hueco sin rostro ni fondo
con la piel estacionada en la frecuencia de la furia,
vetusta esclava, fecundadora de astros y silencios
sin mayor opción, que las armas del deseo.
aurora de peñasco, selva, ola, susurro de viento
vagando y divagando en la distancia de los oídos.
Mujer, fragancia libada del suspiro y la codicia
envuelta como elegante delirio de caricia
en rededor del infinito, sin sapiencia de nada
debeladora de los más profundos misterios.
De tiernos y recónditos ojos madrugada
teñir de sueños, alfarera infatigable de esperanzas
con inagotable fuente de tristeza bajo sus aguas
mujer madura, con fantasma perenne de niña
rondando sus ojos y templando el pulso de sus palabras.