Destruyen con los dedos los ataúdes vacíos.
Fluyen como estereotipos núcleos de caracolas y tierra.
Flujo amistoso de alas y moscas circuncidadas por la arena.
Tan sombría, las aguas fluyen como por montañas escarpadas.
Los eternos cadáveres fingen su potestad de ruina.
Fundidos los soles como metódicos sustratos,
las lunas atardecen, eternidades de lumbre y muerte.
Resplandor de un ala quieta. Tardes de nieve
sobre pasado de calefactor, estufas sin estuche
que generan su calor inactivo: leños aparcados
en la nube insensible. Finjo o me fingen? Ahorcados,
los apósitos y los vendajes trituran sus molestos
ojos de iris pronunciados. Las manos que me tocan
tienen sombras asesinas y, en ese comunicado,
abejas desveladas consumen el aceite de las bombas de
energía. Trituro los espejos y tiro mensajes al azar.
Corrompen mi sino, las latitudes de los mares asomados
a mi esqueleto; mientras, en los latidos insondables,
como aristas desocupadas, mi corazón se llena de virutas-.
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