Matias 01

Deshora

Esta tarde se cae, las horas pasan rápido

centellantes,

como si nunca hubieran querido

plasmarse

en ninguna pupila.

El segundero es un fugitivo más

que alienta el desfile desde esta mañana,

que se hizo húmeda

y salobre, previo a algún nunca más.

 

Todos los instantes llegan con su tiempo muerto,

desgajados desde el cimiento,

y se dispersan como heroicas islas

con sus recuerdos, con sus impávidos luceros

que van con los cirios de un adiós;

Procesión de ojeras

donde la tarde se echa encima

y van como hormigas

adentrándose por el costado

de unos huesos vándalos que no piensan en volver.

 

Estar siempre pensativo bajo el horizonte,

como roca vieja

que al llegar el crepúsculo,

cautiva al tiempo y le pone rejas.

¡Ah roca o pedernal!

El silencio es la orfandad

que el amor plasmó en ti.

¡Oh amor prohibido!

Flor sin bondad,

dolor inmenso que has dejado en mí.