Las cantos de oriente
nos traen recuerdos
de cantos lejanos,
estrellas y excelsos
jardines sagrados.
Los órices, fieros,
guardaban tan faustos
el vasto desierto,
las ruinas antiguas,
las villas y pueblos.
Los pavos reales
guardaban los huertos
y cortes tan regias.
Los ríos serenos
de aceite de nardo
de su álgido pecho
caían tan dulces
por todo su cuerpo.
Las dunas traían
las luces de pueblos
perdidos y míticos,
preciosos e inmensos:
Golconda o Palmira.
Los cantos de oriente
nos traen recuerdos
de lenguas extrañas,
culturas de ancestros
de tierras celestes,
de pueblos diversos...
quizá religiones
escritas en versos:
Ganesha o Astarté.
Oriente guerrero
oriente divino...
la tierra de cedros,
de perlas excelsas,
la tierra de enebros,
rubíes sublimes
y cielos de ensueño
y flores doradas.
el dulce secreto
de tierras lejanas
que guarda con celo
ya la ínclita China.
Oriente diverso,
oriente divino.