Tengo todo,
un dolor que no es dolor porque no mata,
un vacío que ha llenado de abandono mi existencia,
un quejido que retumba en un susurro,
y un antojo de hacer nada…
y tomar por los atajos del cansancio,
de inhalar con total indiferencia…
y exhalar ya sin razones.
Voy cargando un simulacro de emociones,
cabalgando inseguro por lo absurdo.
Mi motivo de vivir se hizo amigo del encono,
y tomó de compañero a la nostalgia…
como cómplice farsante de esta dicha imaginaria,
melancólica atadura que aún me ata a sus caprichos.
Sigo el viaje…sin destino,
sin sentido me traslado a ningún lado,
y estas ganas de volar al infinito inmortal se han fragmentado.
El umbral de cualquier sitio apacigua este tormento,
el reloj se va alejando de la vida...
y va apagando su tic tac…muy lentamente.
Tengo todo,
una inmensa soledad que me acompaña…
y está a punto de dejarme otra vez en el silencio,
en la callada realidad de esta agonía.