Siempre que tu no me duelas
No importa el dolor.
Lo soportaré.
Si me dices que estás lejos
No importa el dolor
te traigo a mi lado
te siento y te veo
te toco te adoro.
Me imagino cortas las distancias y detengo el tiempo.
En un puño el dolor, con el otro esgrimo mis versos.
En las tardes sombrías
de truenos y fuego
esas que sorprenden de pronto en las rancias habitaciones de la casa
nuestra casa,
llena de momentos.
El fregadero cubierto de platos sucios, de corazones heridos, de ramas y cortinas
temblando bajo la lluvia del verano que llena de charcos los frágiles caminos que tanto hemos pisado.
Al sopor del verano,
sucede la frescura del agua sonando por los cristales, resbalando.
El ardor de la tierra entra en la casa húmedo y oloroso
se mezcla con nuestros rostros antes secos, serios.
Estas tardes sombrías de relámpagos y agua,
despiertan alegrías instantes esperados, quedando los ojos quietos enfrentados
sin dejar de mirarnos.