Los ojos son como el tiempo.
Un tiempo, hasta un clima,
grisáceo, rostro perenne de
la uva, saco sagrado de verdes
almendras. Los ojos huelen;
a tiempo, a tempestad, a huida
por las cañas vegetales: tiempo,
gris, uniforme, rutinario.
Me agradan las peleas cotidianas,
surgen de improviso, y lleno
de objetos, las papeleras vaciadas.
Los ojos hieden; a negrura, a tiempo
exacto y perimetrado, a confidencia
hecha saco de almendras, de acuosas
almendras.
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