Este poema se pone triste,
no tiene nombre, nadie lo quiere,
nada lo ayuda, nadie lo viste,
sale de pronto debajo un puente
y se retuerce por todos lados
buscando un nombre que sea lindo
y que lo pueda poner visible.
Este poema se hizo triste,
no tiene título, no tiene bríos,
siempre tan solo, tan invisible,
toda la cancha de algún potrero
le canta al canto que me dijiste
que te gustaba sin que me olvide
que sin un nombre nada te exige
que se den cuenta que si no existe
pensar podrían que no te importa
que se haga un cuento que vos no viste.
Escribo sola algún poema
que me fatigue, que me convenza,
que sin un nombre no puede hacerse
una poesía sin más molestias
que el escribirla como una broma
que se hace historia de poca cosa
cuando me olvido que en estas horas
nada que escriba produciría
una canción que no tiene estrofa.