Alfredo Saez

-Senectud en la fogata-

 

 

Trepidan en centrífugo crik las chispitas de la lumbre

 en combate fueguino sin pactada tregua contra el frío

una beligerancia verdad, no de mera y dócil costumbre

placer bélico de dos seres ajenos a todo cándido gentío.

 

Es acaso mínima la luz del sonoro día  que ya lejos partió 

trueque de la lívida apacibilidad de lentas horas sucedáneas. 

Ella, Psiquis, solitaria en dimensión nocturna que renació,

alecciona las neuronas que bailarán sinapsis espontáneas.

 

Diestro fue el viraje al mundo de las más veteranas memorias

las párvulas estampas de ludismos propios de la primera niñez

no se concebía por entonces el  reinado de implacables Morias

que el presente jugaba muy feliz en estado de novicia placidez.

 

Cargó rápido la Vida, años, lustros, décadas y  recias experiencias,

cuanto de pronto advino saltarín el precio de los daños corporales,

y rancias farmacopeas del lucro apenas restaurando insuficiencias

afines a esos  adustos discursos de barbados filósofos existenciales.

 

La danza de la rítmica Terpsícore alcanzó  alto grado de fatiga

las bailarinas llamas rubí de la fogata y sus brasas no se arrugan

y el dúo amante, sanjuaninos  parlantes, ya no porta fogosa liga,

Morfeo legañoso les envía subversivos guardianes que no deliran.