Asklepios

Las heridas de la tristeza

Nacen en el rastro dejado

tras el pasar sereno de su vértigo

deshecho ya entre las venas

que desnuda veloz,  hasta el último

rincón de toda dicha posible.

Como postrera prueba de su existencia,

 un silencio suave desertiza

y cubre a la ya extinta alegría,

con sus costras, la tristeza.