Mis lágrimas se convirtieron en lodo,
mis sentimientos y amor en abrojos,
ahora sólo existen sangrantes despojos
sobre la angustia que lo consume todo.
Nunca me deja y ahí va codo a codo
la tristeza, llenando el alma de gorgojos
hasta escurrirme la vida por los ojos
que hoy osan mirar al fúnebre recodo.
Ha menstruando la Muerte en mi salud,
fluidos hechos para adornar la bohemia
mientras diseño las espinas y el ataúd.
Adiós vida ruin, me voy de tu epidemia,
al abismo blanco donde la ingratitud
es carroña que se abre a mi blasfemia.