Mi pensamiento, navegando
como el ayer,
deja otro pensamiento
encendido,
como siempre
otro día de misterio,
de amor,
y de calma,
por la mujer
que me tiene henchido;
como ayer,
como siempre,
va rodando por el aire
a miles de kilómetros
otro suspiro Inigualable,
para seguir de nuevo
sin descanso,
sin tregua,
a decir lo inexplicable.
Qué motivo de mujer, para
cuánto pensamiento!