Como no adorarte, mi Suegra querida,
Me entregaste la mano, de mi prometida.
Eres un ser humano, de consejos sabios.
Madre consejera, de bulliciosos labios.
Dicen, que las suegras, hacen mala cara a los yernos.
Les cuento que la mía, me alegra, haciendo gestos tiernos.
Ella conoció de mí. Del no poseer fortuna, de estar en la olla,
Humildemente, me entregó, a su niña, su invaluable joya.