Adelaine Soto Alvarez

PROFECIA

Qué sucede en los interticios

Más profundos

Un mar de leva

Se ha empeñado

En derribar lo poco que nos queda

No importan los cuidados

Junto a ellos está la parca

Hambrienta

Y apurada

Granznando su prepotencia

Por la hendija

Luchan incansablemente

Gusanos y vámpiros

También hay una soga

Con nudo de barco

La tierra convertida en cepo

Mis amigos y enemigos

También pululan asustadizos

Sujetos a las profesias

En su desatino

Leen el Corán

La Santa Biblia

El rito de los beatos

El Camasutra

Y hasta Freud

Por si acaso

Sacuden la cabeza al son

De la complicidad

Semihermética

También estoy junto al camino

Haciendo cruces

Entrevistando a naufragos

Delincuentes, narcisistas, y payasos

Tiendo mi mano

Empino el optimismo

Que no llevo

Mintiéndome a mi misma

Para después ir a morir

De espanto

El azogue se desparrama

En estos ojos fijos

Uno desmoronado

El otro a punto de caer

Corceles llenos de lozanía

Cruzan frente al cadalso

La muchedumbre sigue

Muerta de sed

Sin encontrar el pozo

Ni el río

Mucho menos la laguna azul

Ni la salvación del pecho

 

 Alguién se afano

Después huyo despavorido

Le prohibieron la estancia

Aunque con sus manos ambiguas

Y  calor intermitente

Calmaban de vez en cuando

El mar continua abriéndose

Poseidon no cree en rezos

Ni plegarias

Los abatidos también

Han perdido la fe

Caminan llenos de fracasos

Y tempestades

 En los últimos informes

Nos enteramos de la pérdida

De Loine.

Dejo la cobija

Y se fue a otros mundos

De donde fue expulsada

 

 A los ancianos no los quiere nadie

Dicen que apestan

Hablan boberias

Un día están en el pasado

Y otros en el presente

Con la mirada perdida

 

A mi me pasa lo mismo

Quizás más de lo mismo

Agonizo

A pesar de fármacos

Y consejos

 

 La realidad es irrefutable

Los yelmos ofenden la perspectiva

Los viejos necesitan de la odalisca

Aunque las arrugas le lleguen al arrojo

 

 Qué sucede en los interticios

Más profundos

Un mar de leva

Se ha empeñado

En derribar lo poco que queda

Tú yo el y ella

En la misma discordia

Entre un frío implacable

Enfrentado diariamente

La maldición

Que acosa sin piedad

A los espejos