Eres harina, agua y sal,
y de ti hago mi pan.
Con la fuerza y el deseo
de mis desnudas manos.
Te forjo y plasmo cada dia,
te mezclo, estiro y rehago,
para darte la forma precisa
y dejarte reposar, levitando.
Y después entre las llamas
te haces duro y frágil.
Para que pueda morderte
mientras crujes en mi abrazo.