Ben-.

Rostros extraños-.

Entre los nervios,

fingido envoltorio, la niebla.

Y algo que definitivamente

concluye, y algo que efectivamente

pierde significado. Algo

que excluye y tiene miedo,

algo como un brazo, extremidad

partida, roto corazón, en pedazos

solitarios, la deuda asumida.

Lejos, más allá del silencio,

en mutismo insensible, piedra

con piedra, salmo destruido,

luz envilecida por el llanto

que se elude, las diferentes

variedades de la indiferencia,

sus máscaras solidarias. Yo.

Ese ímpetu desmedido

de sangre y vísceras, de ladridos

oscuros, de hombros, a latigazos,

doblegados. Y en la acera,

un hombre, el hombre, con su

extraño rostro interminable.

La usura de lo indefinible,

corazón simulado en la lucha

o combate cotidiano.

 

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