Raiza N. Jiménez E.

Frente al Adiós.-

Caudal de agonía es tu ausencia

Tu insoportable indiferencia

Que ha lacerado mi alma impía

Y no hay alma como la mía.

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Ahora pensarte es clavar

Mil puñales en la herida.

¡En la vida que he de tallar,

en mi humanidad  sin vida.

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¡Con los versos de tu huida!

Tanto ha sido amarte vida mía

que es difícil tan sólo  pensar,

que yo, que  yo, podré dejar,

dejar de amarte, algún día.

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Tus pálidas sombras caminan

Por las noches sin rumbo

Buscando, por allí, su destino

Para encontrase con las mías.

¡En un lustroso camino!

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Aún no he logrado saber

si  en mi afán de querer,

son las tuyas o las propias,

esas  que yo he inventado

cada vez que te he amado.

¡Eso lo he de saber!

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Son esas sombras las que gritan

¡En desespero! Del dolor y la agonía.

Por la espera que se alarga

en las noches sin estrellas,

que no tienen melodías.

 ***

A veces te veo con tus galas venir.

Y quiero cumplir mis antojos.

¡Son simples  mis ilusiones!

Es tan sólo el espejismo

de mis anhelantes ojos.

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¡Ojos que te miran de repente!

Como sentados frente a frente

Para contarme un devenir.

¿O es  qué te veo venir?

¡Es una quimera, una ilusión!

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Son sólo las sombras vivientes

de los fantasmas que me acosan.

Esos que corroen mi  despecho

por la falta de tu amor

¡Tú sabias cómo lo hacías,

 y no sé, cómo lo logras!

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Mientras de un solo golpe

te aparataba mi cordura,

volvías con la magia de tus besos

y, por ellos, mi conciencia abjura.

¡Aquí estoy para morir por ti,

Aquí estoy para vivir por ti.

Contigo la vida espero

 y entre tanto desespero!

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¡Los pasos de la muerte me persiguen!

No quiero que me castiguen.

Por eso despliego mis rezos.

¡Quiero enfrentarme de nuevo

con tus besos!

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¡Quiero que Dios sus bendiciones vierta,

porque sin ti ya estoy muerta!