Era fiesta en el pueblo
y allí aparecí un día sin más
tan pequeño y desnudo,
que hice tarde al despertar
lleno del tiempo lejano,
en la feria que me habita.
La tierra que me contiene,
cuando miro con atención,
me parece una canica
de cristal azul brillante
que rueda sin dirección.
Solo con ganas de rodar.
De momento finito
y por hacerlo sin parar
conteniendo el mareo
de ese rodar y volar...
Que miro y no me siento,
solo pensando en bajar.