Guillermo Bustamante

Minuto luz

Por un extraño mandato de la luz matinal

el día crece con sus dientes dorados

sobre la piel de este desierto de cartón.

 

Una tela amarilla

de amarillo voraz

se recoge en su cuerpo de hilaza

como un caracol de piedra fúnebre.

 

Pero yo

aún indefenso ante el paisaje de las máquinas

y el atractivo traje sabor de leopardo

la piel de canela

los catetos amplios

no puedo elevarme a mi vértice de ojos apagados

porque todavía deseo sentir el lenguaje de las

                                                                               ruedas

e inexplicablemente

me he decidido a compartir de nuevo

este metro kilogramo minuto luz que me apretaron.