El agua corría,
jugaba atrevida,
no se detenía,
no veía nada,
solo recorría
las cosas dormidas
cuando sin quererlo
pensás encontrar
lo que te parece
que te haría mal.
El agua saltaba
buscando las piedras
que sin darse cuenta
hacía llorar,
y entre las bebidas,
las flores, la casa,
las horar sin tino,
la voz del lugar,
el agua del río
besaba las plantas
y se iba lejos
a buscar el mar.
El río me llama,
me busca, me atrapa,
me lleva muy lejos
hasta el ancho mar,
me besa las manos,
la cara, la vida,
me gusta que el río
me pueda llevar
sobre olas bajas
que puedan rodar.