Hablé a mi corazón
y le dije,
adoro el sentido de la tierra,
amo la Naturaleza.
¡Oh, qué música de nubes canas!
¡oh, qué soledad de flores secas!
¡que aroma a viejos temores!
la brisa tan lejana trae labios heridos y ojos negros
Mi alma, sin razón, voló,
mi corazón vacío,
sin sangre ni latidos
la brisa que viene de lejos no tiene eco.
El hombre es dolor,
la Tierra tan diminuta para el hombre en tránsito.
El hombre ya no es feliz jugando con las piedras,
ni con las maravillas de la Tierra.
¿Qué hacemos con el sol?
Y la luna, ella tan divina,
musa de poetas.
La gravedad de las cosas
fuerza poderosa
mantiene al hombre sobre la Tierra.
Es demasiado tarde para el hombre, el cielo no puede ayudarnos.
Solo lloramos tu y yo,
!espero que no¡.
Hablé a mi corazón y dije
no son mis labios para los oídos del hombre.