Me buscaste presuroso en cada rescoldo de tu vida
En cada amanecer presentías anhelante y nervioso
Mi cuerpo encima del tuyo, rendido y orgulloso
Me buscaste entonces ansioso toda tu vida
En cada beso que prodigaste azaroso
Buscaste con ansias la miel de los míos
Inconforme al no encontrarla en ellos
Me buscaste ansioso en cada rescoldo de tu vida
En cada par de ojos, que te miraron lujuriosos
Quisiste encontrar la ternura amante de la mirada mía
Inconforme al no encontrarla en ellos, seguiste orgulloso,
Buscándome en cada rescoldo de tu vida
En cada caricia prodigada en momentos de pecado y de estulticia
Buscabas como loco la seda de las manos mías
Inconforme al no encontrarla en ellas
Me buscaste ansioso en cada rescoldo de tu vida
En el aroma matutino de las flores al rayar el día
En el orlado olor de una alborada escondida
En el perfume a deseos de la almohada donde dormías
Me buscaste ansioso en cada rescoldo de tu vida
Y así, en cada amanecer, en cada olor,
En cada beso, en cada caricia prometida
En la fingida ilusión de un hogar insatisfecho
En la apacible huída de la aparente seguridad del nido
Buscaste mi querer sin conseguirlo toda tu vida
Ahora lo encuentras, pero muerto de miedo huyes de él,
Cobarde y andariego, y como si fueras ciego vuelves a la monotonía
Regresas al desconsuelo de una vida vacía
Sin saber que al recordarme, volverás a buscarme todos los días
En cada rescoldo de tu vida