El corazón roto en tantos pedazos,
Es señal de estar vivos, de sentir,
sentirnos amados, queridos, a veces odiados, pero sentir.
Aquellos que nos dejan más rápido de lo quisiéramos
Irónicamente nos recuerdan que estamos vivos
Nos dejan un vacío enorme,
Pero nos llenan de sentimiento;
Se nos llevan una parte del corazón
Pero nos dejan un hermoso regalo… reminiscencias
Se ausenta su presencia física,
Pero nos animan las sonoras carcajadas en la memoria.
Decir adiós, ese adiós que tanto duele,
es darle la bienvenida a un nuevo ser
a quien no saludamos ocasionalmente,
si no que tenemos cerca incondicionalmente.
Siempre que queramos hablar estará allí, siempre,
sin presiones, sin pretensiones, sin ocupaciones
solo allí, siempre a la espera del encuentro
con el amigo, el hermano, el ser querido.
Siempre hay un último beso, un último abrazo
Y ese es el que más duele…
fue la última vez que esas dos almas se atravesaron,
se sintieron, se amaron desde el silencio y desde la verdad de cada ser.
Afortunados los que cuentan con esa luz,
Que ahora alumbrará el camino perpetuo
a dónde los queramos llevar de la mano del recuerdo.
…Ángeles, que siempre serán eternos.