Soñaba con una palabra que provoque los inviernos
Que desnude la lluvia
Y la entregue sumisa, sobre la tierra y los cuerpos
Para aplacar los incendios, para germinar la simiente
Una palabra para que ardan los soles,
Se iluminen estrellas y nazcan los sueños
Entre algarabías y delirios que fascinan el espíritu
Con el sentimiento místico de saber que existo
Soñaba el vocablo intenso para forjar el poema
La expresión sutil, piadosa, que revive el latido
Que acompañe las aves en su vuelo supremo
Que concibe el soneto para cantarle a la vida
Una palabra de pasión y deseo,
para crear las estrofas al amor y a la entrega
Un sonido del alma que derribe murallas
Y con rimas frágiles musiten los besos
Soñaba la palabra alada, que agitara los mares
Que pariera las brisas, que inquietara los vientos
Y de pronto la escucho, para pronunciarla en silencio
En la quietud de mi entraña que declama tu nombre
Adriana…