Freddy Kalvo

Pesares póstumos

I

Te miré tus ojos bellos

esa tarde inolvidable

cuando tu sonrisa afable

se enredó con tus cabellos.

 

En tus ojos vi destellos

de la vida deseable

de la vida que alcanzable

sufre también sus resuellos.

 

Pero vino tu partida

impensable y dolorosa

dejando mi alma llorosa

 

la angustiosa despedida

pero mi alma está dichosa

porque me diste la vida.

 

II

Era blanca la Azucena

con su aroma que amoroso

en un día muy lluvioso

demostraba su alma buena.

 

Y en aquella piel morena

de trabajo sudoroso

vio el camino luminoso

cumpliendo con su faena.

 

Hoy llegó la madrugada

y no vio la luz del día,

vio la luz de su alborada

 

donde su alma quedaría

en la noche que estrellada

para siempre brillaría.