Ha muerto mi padre.
Deambulo por los campos
desolados del insomnio
persiguiendo los recuerdos de tu alma,
molestando la santa paz
de tu eterno sueño
porque aún te siento
entre mis manos.
Pasa una sombra silenciosa,
empequeñecida y delgada;
pasa el fantasma de mi madre
que inútilmente te busca por la casa;
pasa la lánguida llovizna
de este agosto
y tu presencia se hace
llanto escondido
en la cocina.